Un tiquismiquis de la comunicación
Resulta que la experiencia acumulada me permite ver cosas que otros no ven. Tengo la capacidad de detectar oportunidades de negocio desaprovechadas y puntos de mejora en las empresas, que mis clientes (o jefes) no se pueden creer.
Esto aplica a temas de comunicación corporativa, estrategia de negocio, creatividad digital, diseño audiovisual, experiencia de usuario y de cliente, omnicanalidad, marketing, publicidad y ventas. Temas que conozco por haber trabajado en ellos los últimos 23 años.
Si tienes claro los objetivos que persigues en tu empresa, y buscas que un verdadero tiquismiquis encuentre esos detalles que necesitas mejorar, estás a una llamada de averiguar si soy el indicado para tu proyecto.
Comencé a trabajar (por placer y mientras estudiaba la ESO) a los 14 años como operador de radio y editor de sonido. Tres años después me contrató una agencia de publicidad como editor de vídeo y terminé siendo productor creativo en varias campañas.
Un par de años más tarde comencé a trabajar en una discoteca como programador de sonido e iluminación para grandes espectáculos. Mientras tanto, estudiaba mi carrera universitaria «Licenciatura en Ciencias de la Comunicación».
Luego de cuatro años monté mi primer emprendimiento: una radio FM. Era un producto genial, de altísima calidad pero no supe venderlo bien, lo que me llevó a cancelar el proyecto por falta de liquidez.
Tras ese gran aprendizaje y durante 18 años (que se dice pronto) tuve mi propia consultora de márketing y comunicación en Argentina. Lo importante no es llegar, sino mantenerse (dicen los gurús del emprendimiento) y 18 años activo en Argentina sin ayudas ni financiación, es porque de verdad ayudaba a mis clientes.
En 2018 cerré el negocio en Argentina, cancelé cuentas bancarias y tarjetas, vendí TODO y emprendí un cambio de vida monumental, motivado por una necesidad personal / familiar relacionada con el contexto social del país.
Llegué a España en 2019 y comencé desde cero. Sin clientes, sin contactos, sin haber tocado suelo español en mi vida, sin nada de nada. Mi familia y yo solos en el viejo continente. A los pocos meses apareció el fucking VIRUS y, como no, a comenzar de cero nuevamente (resiliencia).
Durante la pandemia trabajé como empleado para tres empresas que me permitieron detectar sus puntos de mejora, entender mejor sus necesidades, conocer en profundidad a la nueva sociedad que me rodea y, como no, perfeccionar mis servicios.
Confirmé que una gran mayoría de empresas no necesita empleados con espíritu emprendedor. Somos considerados unos seres extraños y molestos, porque queremos mejorar procesos, cambiar cosas que toda la vida se han hecho así, optimizar recursos y muchos etc.
Actualmente me contratan empresas que tienen claro sus objetivos, que quieren o necesitan progresar y que saben delegar y confiar.